“no me des los buenos días, dame tus mejores noches”
Los exámenes no han acabado para la gran mayoría de estudiantes y sin embargo tengo el placer de anunciar la reapertura de este fantástico blogg.Tengo la imaginación un pelín oxidada asi que me limitaré a relatar mi experiencia personal en esta carismática época de exámenes.
Los exámenes no han acabado para la gran mayoría de estudiantes y sin embargo tengo el placer de anunciar la reapertura de este fantástico blogg.Tengo la imaginación un pelín oxidada asi que me limitaré a relatar mi experiencia personal en esta carismática época de exámenes.
Todo empezó el día en que pisé la biblioteca:Fumadores compulsivos a la puerta, millones de apuntes para fotocopiar y lo peor de todo, ver a tus queridísimos compañeros de faena con una cara de estrés impresionante y una actitud muy pesimista. ¿Acaso años y años de experiencia estudiando no sirven para que dejes de ponerte nervioso en vísperas de un examen?
Mi exagerado optimismo capaz de rayar la locura se vio trastocado y decidí que debía buscar una solución, huir, una decisión siempre drástica que puede ser muy útil o muy errónea (pero no presentarse a un examen no es tan grave después de todo). Desaparecer durante toda la época de exámenes me pareció una gran tentación en la que me dejé caer.
El caso es que me vi enrolado en un barco de pesca noruego, era un trabajo duro en un ambiente hostil, pero el compañerismo de los marineros y la satisfacción de la buena pesca, alejado de toda civilización me hicieron encontrar una enorme paz interior.Pero por lejos que huyera, mi suerte me acompañaría hasta los confines del mundo y esta vez apareció en forma de tormenta implacable. Tras una frenética lucha contra la lluvia y las olas, yo y mis compañeros nos vimos a la deriva adentrándonos en el frío norte completamente incomunicados.
De pronto la bruma nos envolvió y encallamos bruscamente, después de días en alta mar nadie pudo resistirse a pisar tierra firme (craso error) apenas caminamos unos metros perdí el contacto visual con el barco y el resto de mis compañeros. Pasaron los minutos y no tardé en empezar a creer que había muerto dado que me encontraba completamente rodeado de la más pura blancura sin poder ver nada más que a mi mismo. Fue entonces cuando me tropecé con una losa de piedra en el suelo, era una tumba sin acabar en la que me introduje para poder guarecerme del intenso frío que asolaba mis huesos. Sin embargo no estaba vacía, medio brazo en un estado de conservación excelente debido a la congelación aferraba algo entre sus dedos, por lo que me dispuse a examinarlo atentamente. El brazalete identificaba aquel miembro como al mismísimo Erik el Rojo (el vikingo pagano al que se le atribuye la fundación de Groenlandia) y sostenía un ojo con el iris de color dorado, el cual se lo arrebaté tras arrancarle tres congelados dedos.
En ese mismo instante ocurrió algo completamente inesperado, un sonido sordo y un radical cambio de temperatura me hizo dar un respingo, la bruma se despejó levemente y apareció ante mí un anciano vestido con un kimono al estilo japonés.
- Bienvenido al triángulo del dragón, puede que ya hayas oído hablar de este lugar, y te aseguro que todo lo que hayas escuchado es cierto.
- Algo así como el triángulo de las Bermudas ¿no es cierto? – contesté absorto ante la presencia de aquel anciano.
- El arte de interplanear es el secreto mejor guardado del mundo, pero para dominarlo necesitarás el otro ojo que te falta, sino vagarás por todos los rincones del planeta al antojo del azar.
-¿Entonces como puedo conseguir el que me queda?
-Muy fácil, yo lo custodio y te hago entrega de el. Tu misión ahora es la de encontrar al nuevo guardián de los secretos interplanares quien me relevará en mi cargo pues ya me he ganado mi descanso.
Solo tuve que pensar en mi hogar para aparecer instantáneamente en él. Y resulta que llegado justo a tiempo para ver como finaliza la época de exámenes y la gente vuelve a la normalidad (el alcohol es un gran remedio) llevando a cabo sus planes aparcados. Y yo me voy de viaje.
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad y yo no he tenido el valor de quedarme tan preciado tesoro. Sin embargo puedo decir que ya encontré al nuevo guardián, el destino ha hecho que una cifra redonda simbolice la persona adecuada para tal tarea. Este cumpleaños ha sido muy especial para el nuevo guardián quien entre sus regalos ha obtenido un premio de valor incalculable y seguramente ahora se encuentre en un lugar maravilloso contando las estrellas.
Sus ojos le delatan.
Hacer chistes con un tercer ojo siempre es fácil.
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